Probar la holgura de corona y sinfín en una máquina de ascensor.

La holgura real entre la corona y el sinfín en una máquina de ascensor es uno de los desgastes más peligrosos que pueden tener consecuencias desastrosas.

En estos días he estado tratando casualmente con un par de máquinas de ascensor que hacen ruidos en la sala de máquinas y transmiten vibraciones extrañas que se sienten en viaje y en las paradas. Lo más probable es que tengan holgura entre corona y sinfín.

Es por este motivo que me he decidido ha hablar en este post de como realizar correctamente una prueba de holgura por desgaste de la corona. 

Para empezar hay que explicar que esto solo sucede en máquinas con reductor, por supuesto, el cual aloja en su interior estos dos elementos que son los que sufren el desgaste durante el movimiento giratorio y que, al igual que todo el interior del bloque motor de un coche, está bañado en aceite para su refrigeración y, más importante, para evitar el máximo de desgaste por fricción de estas piezas.

Cárter de máquina de ascensor Schindler W125. Eje corona más casquillos. Podemos ver claramente el baño de aceite en el fondo que al girar se va realizando el lubricado.

Sinfín de la máquina alojado en carcasa superior. Se aprecian también los alojamientos laterales de los casquillos sobre los que gira el eje de corona.

Antes he mencionado que la holgura se produce principalmente por el desgaste de la corona. Efectivamente, esto es así porque ésta está hecha de bronce mientras que el eje sinfín está fabricado de acero templado. Entonces es fácil suponer que en este binomio el material más blando es el bronce y la corona será la que sufra el mayor porcentaje de desgaste. Pero hay que decir que éste se producirá a lo largo de varios años y que dependerá de muchos factores como el tipo y calidad de la máquina, del aceite, del nº de viajes al día, del mantenimiento, de las velocidades 1 o 2, de si tiene variador, de las cargas que soporte, etc... Así podría enumerar varias causas más. Pero normalmente una máquina de ascensor con reductor ha sido diseñada como mínimo para no tener síntomas durante los primeros diez años.

Corona de máquina con diente roto y el resto con un desgaste considerable. Imposible e inaceptable la reparación. Muy buena foto que ha hecho el amigo "abuela"  y publicada en ascensoristas.net.

Algo importante respecto a la seguridad que aprendí es que si se detectan holguras evidentes y comprobadas por desgaste de corona no hay que reparar mediante injertos, sino que hay que intentar la sustitución de la máquina. Si el daño está en el sinfín, que también se pueden producir, como rotura de espiral, que se doble o que se rompa (esto es lo último que debemos permitir por las graves consecuencias) es incontestable que hay que sustituirla también. Como dije, el sinfín es de acero templado y no se puede reparar recreciendo con soldadura la espiral y luego volviendo a tornearlo, ya que al soldar y darle calor éste pierde el templado de fábrica en las zonas trabajadas y lo debilitamos aún más. Así que "cuidado" con estas chapuzas que pueden originar la rotura del sinfín y todos sabemos que consecuencias trae ésto.

Sinfín de máquina de ascensor Cenia MI-67 con tramo de la espiral roto y desgaste evidente en los dientes de corona que están en contacto con éste.
Otra buena foto de "oleodinámico" publicada en ascensoristas.net. 

Ahora les voy a explicar el procedimiento más adecuado para detectar a tiempo estas holguras por desgaste de corona y sinfín:

1. Lo primero que hago es subir la cabina a la planta superior. Allí nos aseguramos de que las puertas de cabina están cerradas y cortamos la corriente del ascensor. 
2. Abriendo el freno, manualmente, colamos la cabina hacia arriba hasta apoyar el contrapeso en el muelle en foso.
3. Una vez apoyado, si hemos forzado el apoyo hasta que los cables  han deslizado en la polea motriz, presten mucha atención a este detalle, dejamos que el muelle del contrapeso escupa un poco éste hacia arriba otra vez. Serán solo unos centímetros y notaremos en ese momento que el volante de rescate al que estamos agarrados se queda sin presión ni a un lado ni al otro. Nos daremos cuenta que con un dedo movemos el volante. Lo que ha ocurrido es que el muelle del contrapeso, al escupir un poco el contrapeso hacia arriba, está ayudando a equilibrar los pesos a cada lado de la polea motriz. Si el peso que tira de la polea a cada lado de los cables es el mismo ésta no tendrá tendencia a girar sola hacia ningún lado y es en ese punto únicamente donde podremos mover el sinfín y medir la holgura.
4. Estando la polea inmóvil por estar los pesos equilibrados a cada lado, con el dedo podremos mover el volante a derecha e izquierda desde que el sinfín toca un lado del diente de corona hasta que toca el otro diente. Sabremos dónde están los límites del movimiento porque notaremos como un tope, que es cuando ya quiere arrastrar de la polea y no podremos con los dedos.
5. Ese escaso movimiento fácil de tope a tope (de diente a diente) es la llamada "holgura corona sinfín". Estando por ejemplo en el tope de la izquierda, hacemos una marca con  rotulador indeleble en el tambor del freno y movemos a la derecha con el dedo hasta que notemos una obstrucción (el otro diente de corona) volvemos a marcar y medimos. Sabed que una máquina de fabrica tiene ya una holgura medida en tambor de freno de 0.5 cm y que según Normativa de Seguridad se empieza a considerar defecto grave a partir de 1 cm. 

Antes de realizar este procedimiento hemos de asegurarnos de que otras holguras pudiera tener la máquina para no confundirlas con el resultado de ésta y saber restársela a la de corona. Por ejemplo la de cojinetes que pueden ser ajustables. Esta holgura se nota porque al abrir el freno, al tirar del volante hacia a delante o atrás, el eje puede llegar a moverse incluso 1 cm. También es confuso en máquinas con eje motor distinto del de sinfín pero alineados y conectados entre si por plato de goma que también pueden adquirir una holgura más. 
Así que, apreciados compañeros, no estaría demás que hiciéramos la prueba de holgura a esas máquinas que todos tenemos en nuestra ruta que parecen un tractor cuando funcionan y que siempre hemos pensado que algún día nos darán un susto. Cuando estemos seguros del estado en que se encuentra la máquina seremos más convincentes a la hora de decirle al propietario: "tienen ustedes que cambiarla por su seguridad".

Como dice Bugs bunny  "eso es todo amigos".